El término suffragette designaba, a comienzos del siglo XX, a una mujer que reivindicaba el derecho a voto de las mujeres, y que incluso estaba dispuesta a infringir la ley para conseguirlo. Este término se refiere más específicamente a una militante de la Unión Social y Política de las Mujeres (WSPU), una organización fundada en el Reino Unido en 1903 por Emmeline Pankhurst, partidaria de la acción directa —reuniones públicas y marchas de protesta— que nace como división de, y en contraposición al, sector sufragista británico moderado agrupado sobre todo en la Unión Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino (NUWSS), creada en 1897 y liderada por Millicent Fawcett.
Tras más de 50 años intentando conseguir el voto para la mujer, sin éxito, ante las instituciones, la falta de resultados reales llevó al activismo de las suffragettes, basado en la provocación y la rebeldía, bajo el lema de ¡Hechos, no Palabras!,rompiendo así con la delicadeza y la etiqueta que hasta entonces dominaba en el movimiento sufragista británico, y se generalizaron los encarcelamientos, entre 1905 y 1913 se encarcelaron a unas 1100 suffragettes y crecieron tanto la represión como las reacciones políticas.
A partir de 1909, se implantó una estrategia de huelgas de hambre entre las suffragettes encarceladas, «obligando» así al Gobierno británico a imponer la muy controvertida práctica de la alimentación forzada.
En 1918, la Representation of the People Act concedió el derecho a voto a todos los hombres mayores de 21 años de edad y las mujeres mayores de 30 años que reunieran ciertas condiciones, como tener propiedades por encima de cierto valor o ser licenciadas univesitarias. La igualdad en este tema llegó diez años más tarde, en 1928, cuando las mujeres pudieron votar desde los 21 años de edad como pago a los servicios que habían prestado durante la contienda de la Primera Guerra Mundial.
Tras más de 50 años intentando conseguir el voto para la mujer, sin éxito, ante las instituciones, la falta de resultados reales llevó al activismo de las suffragettes, basado en la provocación y la rebeldía, bajo el lema de ¡Hechos, no Palabras!,rompiendo así con la delicadeza y la etiqueta que hasta entonces dominaba en el movimiento sufragista británico, y se generalizaron los encarcelamientos, entre 1905 y 1913 se encarcelaron a unas 1100 suffragettes y crecieron tanto la represión como las reacciones políticas.
A partir de 1909, se implantó una estrategia de huelgas de hambre entre las suffragettes encarceladas, «obligando» así al Gobierno británico a imponer la muy controvertida práctica de la alimentación forzada.
En 1918, la Representation of the People Act concedió el derecho a voto a todos los hombres mayores de 21 años de edad y las mujeres mayores de 30 años que reunieran ciertas condiciones, como tener propiedades por encima de cierto valor o ser licenciadas univesitarias. La igualdad en este tema llegó diez años más tarde, en 1928, cuando las mujeres pudieron votar desde los 21 años de edad como pago a los servicios que habían prestado durante la contienda de la Primera Guerra Mundial.